Tras una cosecha para el olvido, el agro se reanima con buenos pronósticos
12/06/2018 - AGROVOZ
Informes de la Bolsa de Comercio de Rosario, el Banco Central y la Fundación Mediterránea avizoran un aumento de la siembra y la cosecha, que redundará en un mayor ingreso de dólares. AGROVOZ
Favio Ré
La cosecha 2017/18 está presta a finalizarse y los productores esperan que rápidamente ocurra, para poder definitivamente dejarla en el olvido.
Es que el saldo negativo que dejó de la mano del doble golpe que significó uno de los veranos más secos de los que se tenga memoria y un otoño excesivamente húmedo, hace que sea un año para tachar en el almanaque histórico.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), por caso, en su última estimación anual nacional redujo otros dos millones de toneladas su previsión para la soja, hasta 35 millones de toneladas. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires estima 36 millones y, lo mismo que el Ministerio de Agroindustria; en todos los casos, es la producción más baja de la última década.
Sin embargo, el campo argentino tiene experiencia en salir de estas situaciones difíciles y, por eso, los primeros pronósticos para el ciclo 2018/19 son optimistas: tres informes de la Bolsa rosarina, el Banco Central y el Ieral de Fundación Mediterránea estiman un aumento de la siembra y la cosecha, que redundarán en un mayor ingreso de dólares y el consecuente aporte a un repunte del PBI.
Bolsa de Rosario
Para la BCR, la siembra de trigo crecerá 10 por ciento este año, hasta seis millones de hectáreas. La Bolsa porteña, por su parte, espera la mayor área triguera en 17 años y, el Ministerio de Agroindustria, aguarda que se implanten 250 mil hectáreas más que en 2017.
Este inicio positivo del trigo es lo que anima a la BCR a pensar que ocurrirá lo mismo con cebada, girasol, sorgo, soja y maíz, que en total sumarían 37,2 millones de hectáreas, una cifra sin precedentes en la historia.
Teniendo en cuenta lo que cuesta sembrar cada hectárea de estos cultivos, los productores invertirían 10.100 millones de dólares, estimó la Bolsa.
Y hay más buenas noticias: con un régimen de lluvias y temperaturas normal, que suponga rendimientos en torno al promedio histórico, se alcanzaría una cosecha total en torno a 120 millones de toneladas, la segunda mejor de la historia.
“Así, se podría estar ante un valor bruto de producción equivalente a 25.500 millones de dólares a los precios a cosecha vigentes en el presente y un ingreso por exportaciones cercano a 26.400 millones de dólares”, proyectó la BCR.
Banco Central
En un informe publicado en su blog “Ideas de Peso”, la entidad madre del sistema financiero calculó que el desplome de la cosecha, a raíz de la sequía, reducirá en 0,75 por ciento el crecimiento proyectado del PBI argentino.
Sin embargo, subrayó que el impacto negativo se acotará sólo al segundo trimestre y que, para el año próximo, “se espera que las cosechas de soja y de maíz retornen a niveles similares a los de la campaña 2016/2017, incrementándose aproximadamente 50 por ciento y 18 por ciento, respectivamente”.
“Esta evolución implica un fuerte rebote del Producto agropecuario que contribuiría al crecimiento económico del año próximo, luego de ser un factor muy relevante en la explicación de la desaceleración esperada para 2018”, resumió el BCRA.
Fundación Mediterránea
Por último, un reporte del Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea calificó de “infrecuente” el derrumbe que sufrió la cosecha este año, al totalizar 97 millones de toneladas, casi 30 millones menos que en la campaña anterior, lo que implicará 2.060 millones de dólares menos en exportaciones de granos.
No obstante, los economistas Juan Manuel Garzón y Nicolás Torre, autores del documento, también son optimistas al pensar en el próximo ciclo.
El principal impulso son los factores macroeconómicos: “Buenos precios internacionales, mayor poder de compra del dólar, baja de impuestos, hacen pensar que el sector redoblará su apuesta y buscará en el próximo ciclo la revancha para la fallida campaña actual”, remarcaron.
La suba de precios es fundamental: de la mano de la suba del dólar, el repunte en los mercados mundiales y la baja de los derechos de exportación en el caso de la soja, las cotizaciones en Rosario cerraron mayo con un aumento del 89 por ciento para la oleaginosa, 80 por ciento para el maíz y 127 por ciento para el trigo.
Así, un cálculo teórico elaborado por el Ieral concluye en que los ingresos “potenciales” de una hectárea agrícola argentina están, en términos reales, 19 por ciento por encima de los primeros cinco meses de 2017.
“Si se repara en las actuales relaciones de intercambio, se deduce que el negocio agrícola ha incrementado su atractivo en los últimos meses”, manifestó el estudio.
Y concluyó: “Para el país sería muy importante un campo nuevamente en expansión por lo que significa en términos de empleo, ingresos y divisas. Sólo en concepto de generación de divisas, una producción de cereales y oleaginosas de entre 125 millones y 127 millones de toneladas), que sea acompañada de precios internacionales en niveles similares o al menos no muy diferentes a los actuales, podría aumentar la afluencia de dólares en el próximo año en un monto de entre tres mil y cuatro mil millones de dólares”.