El clima tuvo mayor incidencia sobre el precio disponible de la soja
22/12/2017 | LA VOZ DEL INTERIOR
Las lluvias les aseguran a los exportadores la evolución de la soja y les garantizan oferta a futuro.
Decíamos en esta misma columna dos semanas atrás: “Hoy los cultivos de verano dependen su futuro de un solo factor: el clima. De continuar clima seco seguiremos viendo un mercado sostenido con alta volatilidad. Ahora bien, en cuanto aparezca una lluvia generosa en cantidad y cobertura, no nos salvamos de una fuerte baja, cuya magnitud de la misma dependerá del volumen de las lluvias “
Y la baja llegó luego de las oportunas lluvias que se produjeron durante el último fin de semana. Por caso, la soja disponible derrapó esta semana 100 pesos por tonelada en una sola jornada, para cotizar el miércoles en 4.400 pesos por tonelada. Mientras que los precios en dólares bajaron de 256 a 250 dólares, una caída promedio de dos por ciento.
El dato alentador es para los precios de la soja nueva cosecha, con una baja de apenas 0,70 dólares su valor es de 267 dólares. Si fuera productor de soja y no tengo nada vendido de la nueva cosecha, estaría pensando hoy muy seriamente en vender por lo menos el 20-30 por ciento de la futura cosecha.
El maíz tuvo el mismo destino: la baja. Pero en el cereal se produjo solo en el precio del disponible, que ajustó tres dólares por tonelada: de 145 a 142 dólares. En cambio el maíz de la nueva cosecha, posición abril 2018 en el Término de Buenos Aires (Matba), cerró el miércoles en suba hasta llegar a 150,8 dólares por tonelada.
Paradójicamente las lluvias descomprimieron más los precios en el disponible que los precios de la nueva cosecha; el motivo resulta interesante analizarlo. Los exportadores buscaban refugio de la sequía en las compras del disponible, principalmente de la soja, de la que hay más de 13 millones de toneladas en poder del productor sin vender.
Ahora que las lluvias aseguran de alguna forma la evolución de las siembras de la soja de segunda y confirman un volumen de producción aceptable, los exportadores hacen lugar a la conocida ley de oferta y demanda.
La situación del biodiésel
El Gobierno aplicó retenciones fijas del ocho por ciento sobre biocombustible, lo que generó un efecto depresivo sobre los precios. Quedamos afuera del mercado estadounidense y ahora estamos a punto de quedar afuera del mercado de la Unión Europea. Los europeos, luego de haber perdido la apelación ante la OMC, aplicaron un arancel de importación del 20 por ciento sobre el biodiésel importado de la Argentina.
Si se le agrega el ocho por ciento de las retenciones nuestro país termina en “jaque mate”. En el último line-up de vapores había a la carga y nominados en rada por un total de 135 mil toneladas de biodiésel. De las cuales 127 mil tienen como destino final a la Unión Europea, ingresando por el puerto de Rotterdam.
No hay forma de ser competitivo si nos ponen barreras al ingreso de nuestros productos y sobre ello aplicamos retenciones a las exportaciones de nuestros propios productos. Estamos enfrentando un mundo que compensa la falta de competitividad con el aumento del proteccionismo.
En el caso de la Unión Europea, no es ninguna novedad el elevado nivel de aranceles que imponen a los productos alimenticios importados. Por ejemplo, la harina de trigo tiene un arancel de importación del 400 por ciento. Y así sigue la lista con casi todos los productos.
El caso de Estados Unidos es un análisis aparte; la administración Trump decidió priorizar la utilización de su capacidad doméstica. Es el caso del biodiésel, los estadounidense imponen aranceles de importación del 70 por ciento a nuestro biodiésel y optan por producirlo localmente con dos efectos colaterales indeseados. No tiene suficiente capacidad para reemplazar las 1,3 millones de toneladas que importaba de Argentina. Y su mayor costo interno generó una suba de 25 por ciento en el precio del combustible al surtidor.
Pablo Adreani